¡Qué bueno que somos diferentes!

No sé con exactitud cuántas veces he escuchado cuando hay una novel madre en la dulce espera o cuando se tiene algún problema de crianza que “los niños no vienen con manual”. Agradezco que no vengan con el librito bajo el brazo porque sería realmente aburrido que fuéramos criados de la misma forma, ya que en esa individualidad que nos caracteriza, en donde podemos tener la misma fisionomía pero huellas digitales y un cerebro distintivo, en la riqueza de ser individuos únicos es que encontramos la diversidad del ser humano.

 

En familias en donde hay dos hijos o más es frecuente escuchar que todos son diferentes. Si hay una oveja descarriada aflora el juicio, con base en la comparación, que reza que a todos los criaron iguales y que no sabe ¡cómo ese niño es tan distinto! Sí, podemos ser hijos de la misma madre y padre, y ser totalmente disímiles tanto físicamente como en cualquier aspecto de nuestras vidas, ya que a pesar de que podemos vivir experiencias iguales la forma en como las afrontamos determina nuestra personalidad y hasta nuestras conexiones cerebrales.

 

¿Usted se imagina un libro que le diga qué hacer en cada situación con su hijo? Esperando que cada respuesta sea igual para todos- cuestión totalmente irreal- nos llevaría a una sociedad monótona. ¿Quién no se ha sorprendido con la inocencia de un niño o con una respuesta espontánea en una situación concreta? Es ahí en donde esa diversidad encuentra su abundancia: en el ser distintos, en el actuar diferente, en el pensamiento divergente.

 

Y si lo pensamos desde la perspectiva escolar, si ese manual se adecúa a la escuela y los docentes no fomentan el pensamiento crítico, la toma de decisiones, la importancia del error, simplemente porque “el librito” les brindaría todas las posibles respuestas, en donde encajarían los que piensan distintos, los creativos, los líderes, los espontáneos, etc. Como padres, docentes, adultos significativos y como personas debemos respetar las diferencias del otro ya que en ellas radican muchos aprendizajes. Yo no quiero un manual que me diga cómo criar a mis hijos o un manual que me ofrezca todas las respuestas como docente, aprendo mucho más en el camino de la enseñanza desde cualquiera de mis facetas con las experiencias diarias y continuas, apoyándome en los valores y el amor que puedo dar en cada momento.

 

Por eso puedo decirle que respire en los tiempos complicados y disfrute plenamente los períodos que le den felicidad y sentido a ser padres, acepte con gratitud que sean diferentes entre ellos y hasta distintos de nosotros. Podrá ser complejo, pero definitivamente es más enriquecedor.

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