¿Alguna vez has sentido que algo no anda bien?, ¿has rechazado una propuesta porque no te inspira confianza?, o ¿has insistido en tus ideas porque presientes que es lo correcto? ¿Y cuántas veces has tenido razón? Si te ha sucedido más de una vez, déjame decirte que no eres brujo, ni tienes el don de la premonición. Lo que pasa, es que los seres humanos tenemos la capacidad de hacer uso de la intuición.
Por mucho tiempo mi tía y mi hermana, han intentando convencerme de pensar menos las cosas, y elegir basándome en mi intuición. Admito que no ha sido fácil aprender a hacerlo (incluso sigo trabajando en ello), pero una vez te das cuenta de la paz que ofrece utilizarla, y lo asertiva que es, entonces te animas a ponerla en práctica. Voy a compartir contigo el momento en que permití que mi intuición tomara la decisión que daría rumbo a mi vida y, además, tres pasos para empezar a escuchar tu intuición.
1. No pienses demasiado
Cuando tenemos un problema es natural darle vueltas en la cabeza, intentar buscar solución haciendo uso de la razón. Pero la verdad es que pensar demasiado puede dejarnos más confundidos. Así me pasó a mí, cuando me tomé horas y días para analizar cada una de mis opciones, enumerando pros y contras, además de los riesgos de fracasar.
“Me encontré con una bifurcación, debía tomar una decisión, debía elegir, era izquierda o derecha. Pero mi mente estaba agotada, ya no quería pensar. El temor de equivocarme una vez más empezó a inundar mi cuerpo, se hizo un nudo en mi estomago, que al pasar por mi pecho aceleró mi corazón, se detuvo en mi garganta y frenó mi intento por analizar mis opciones.
Las horas pasaban, y se convertían en días. Mi vida se estancaba, y la presión por tomar una decisión aumentaba. Ninguna de las dos me daba seguridad, el riesgo de una parecía peor que los riesgos de la otra, y las ventajas iban empatadas. No existía la opción correcta, y yo me negaba a ser culpable de cometer otro error. ”
2. Pregunta a tu yo interior: ¿Qué quieres? ¿Qué deseas?
Una de las cosas más difíciles de hacer, puede ser elegirte a ti mismo, pero es necesario.
Escucha a tu yo interior: ¿Qué es eso que tanto deseas? No pienses en nadie más, en si está bien o mal. Cuando eliges lo que quieres no hay arrepentimientos.
“ … Hasta que una noche vi pasar una estrella, era fugaz, pero bajó un poco la velocidad, como si me regalara tiempo para pedir mi deseo. Cerré mis ojos para recibirlo, y justo cuando iba pronunciar mi anhelo, sentí paz en mi interior cuando el camino correcto se dibujó cual mapa en mi mente. ”
3. Cree en la intuición
Puedes verlo como magia, un mensaje divino, un llamado de tu corazón… Lo importante es que creas que tu intuición existe, y que además no se equivoca. Porque no es solo creer en ella, también se trata de confiar en que te llevará por el camino correcto.
“… Lo llaman intuición, yo digo que es mi guía. Tomé la decisión de que esa noche me daba paz, me alegraba el corazón y me llenaba de ilusión. Y no importaron los riesgos, o si era un error, solo pensé en el destino que deseaba alcanzar.
Fui feliz, con cada parte del camino, con los tropiezos y aciertos.”
Muchos definen la intuición como una habilidad propia del ser humano, que permite percibir algo de manera inmediata, sin hacer uso del razonamiento. Yo la considero mi guía. ¿Y tú?
Comienza a hacer uso de tu intuición y cuéntame, ¿Cómo la defines?