Ser pacientes con nuestra mente nos permite alcanzar bienestar

Actualmente, han resurgido herramientas de sanación que desde tiempos milenarios han buscado calmar la mente y lograr el bienestar personal. Estas técnicas se fueron construyendo porque hay una parte del ser que, por momentos, siente incomodidad y que presenta algún tipo de dificultad para transitar aquello que ocurre internamente, en relación con lo que se percibe como realidad.
 
Afortunadamente en estos tiempos hemos tomado aún mayor consciencia de nuestro poder personal y todo lo que podemos hacer con él. Sin embargo, muchas veces nos vemos frustrados cuando no alcanzamos los objetivos que nuestra mente tiene proyectados.
 
La mente es un maravilloso mecanismo que tenemos los humanos para crear y donde enfoquemos nuestra atención allí va a estar la energía de la creación. Puede ser una gran aliada o, algunas veces, dificultarnos conectar con el disfrute y la sensación de bienestar.
 
Podemos compararla con un bailarín, capaz de bailar a diferentes compases: a ritmos veloces o a movimientos más calmos. Tiene la habilidad de danzar a diferentes tiempos: pasado, presente y futuro, algunas veces sin que advirtamos su coreografía. Su baile, si no es acompañado por nuestra consciencia, puede alejarnos de ese milagroso e infinito momento que transcurre segundo a segundo y que es el momento de la creación: el aquí y ahora.
 
A medida que vamos creciendo y viviendo, la mente va creando su propia bitácora. Sus pasos van construyendo nuestros pensamientos y estados de ánimo.
 
En ocasiones, la sensación de malestar es porque nuestra mente ha hecho un largo trayecto hacia esa dirección de forma inconsciente, porque es el camino que ya conoce o es el mapa que fue trazando a lo largo de los años. Lo maravilloso es que desde nuestro ser y desde nuestra voluntad, con pequeñas acciones y prácticas podemos empezar a bailar las más dulces melodías y que éstas vayan despejando la ruta y nos permitan conectar con la belleza y la grandiosa inmensidad que habita nuestro interior.
 
También podemos comparar a la mente con un lienzo que dibuja nuestros paisajes y climas internos. Para lograr colorearlo de quietud y bienestar, requiere que seamos compasivos con ella, indicándole cuáles son los colores que queremos elegir y qué queremos pintar. Segundo a segundo, con cada inhalación y exhalación tenemos la oportunidad de escoger los tonos que queremos utilizar para crear la calma en nuestro interior. También podemos elegir aquellos que deseamos dejar de usar.
 
La paciencia es la clave para ir esbozando y definiendo esos climas interiores que queremos crear e ir borrando y desandar esos pasos que enturbian nuestro camino. Con amor, dedicación, tiempo y cuidado, podemos enseñarle a nuestra mente, que hay otros matices que queremos que habiten en nuestro interior.
 
La mente es una maravillosa herramienta si sabemos cómo tratarla y guiarla. Hoy en día como humanidad hemos recordado y traído al presente herramientas que nos permiten transitar el camino que nos conduzca a la paz que deseamos y nos merecemos alcanzar. La meditación es una técnica que nos permite conducirla amorosamente para alcanzar estados ampliados de consciencia y lograr transitar el camino hacia el bienestar personal.
 
@acasayoga

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