Resiliencia

Por semanas me propuse pensar en qué escribir, sobre qué hablar, qué tema proponer. Entonces, una tarde, recordando batallas, mi mente escribió una palabra: resiliencia. Decidí escribirla sobre papel para visualizarla mejor, ahí me di cuenta de cómo cambió mi actitud ante las barreras que situaciones fuera de mi control y mi mente habían construido, el día que descubrí la definición de esa palabra. Sí, al final me pareció un buen detalle compartirlo, así que hoy te cuento su definición, cómo me ayudó, y espero convencerte de empezar a desarrollarla.
 
Comencemos por el principio, que de lo contrario no llegaremos a nada. La resiliencia, para mí, es sobreponerse a todas esas circunstancias que dan miedo, que aparecen para frenar el desarrollo de nuestros deseos y cambian por completo el curso que estábamos siguiendo. Pero como no soy una súper experta, será mejor conocer su definición, y no guiarnos solo por lo que digo yo.
 
Según la RAE:
Resiliencia
1. f. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación
adversos. 
2. f. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha
cesado la perturbación a la que había estado sometido.
 
Una vez entendida la definición de esta palabra, no es errado pensar que la resiliencia es la capacidad que tenemos para enfrentar los cambios que ocurren en nuestra vida. Si hay algo cierto, es que estamos expuestos a “situaciones” que no podemos controlar. Estas “situaciones” alteran el equilibrio emocional. Y aquí es donde entramos en crisis, colapsamos, renunciamos y nuestros deseos quedan olvidados. Si sabemos trabajar nuestra resiliencia, podremos sobreponernos a estas situaciones; entender que es necesario cambiar el camino, pero manteniendo fija la dirección.
 
¿Ves por qué es importante desarrollar la resiliencia? Pero es imposible que lo hagamos sin conocerla. Hace dos años, estaba pasando por un mal momento, la “situación” que se me presentó fue producto de la decisión de alguien más que decidió no estar más en mi vida. Yo no podía controlar lo que esta persona quería, pero me negué a aceptarlo y me hundí en un hueco del que no encontraba cómo salir. Hasta que un día descubrí, leyendo cositas en internet, esta palabra mágica: resiliencia.
 
Yo no tenía ni idea de lo que era, pero me atrapó la primera vez que la leí. Comencé a investigar y aprendí lo que era. Entonces, me propuse a trabajar mi capacidad para sobrellevar esas “situaciones” que no soy capaz de controlar. A veces fallo y caigo. No digo que conozco la fórmula secreta para no ser afectada por las “situaciones” que se presentan en mí día a día. Pero saber que soy un ser resiliente, me da la seguridad que necesito para levantarme cuando creo que me he frustrado, llorado, molestado o detenido lo suficiente (porque vivir los malos momentos, también es necesario).
 
Seguro te preguntas ¿Cómo sé que soy un ser resiliente? Te voy a contar tres características de una persona resiliente.
 
1. Cree que la vida son momentos: Tu vida no está definida por una mala circunstancia. La vida son momentos que llegan, se viven y pasan. No puedes definir tu vida como trágica porque te rompieron el corazón, te botaron del trabajo o murió un ser querido. Porque así como experimentas esos malos momentos, también experimentas buenos momentos, como cuando te enamoraste, conseguiste el trabajo, o todos los buenos ratos con tu ser querido.
 
Si eres consciente de que la vida son momentos, atravesarás esas “situaciones” con la certeza de que eventualmente van a pasar. Y además disfrutarás más de los buenos momentos.
 
2. Entiende que hay situaciones que no puedes controlar: Tu vida es tu vida, pero no puedes ser capaz de controlar los agentes externos a ti. Y esos agentes, seguro afectarán tus decisiones, emociones y deseos. Puedes estar muy enamorado, pero si la otra persona no quiere estar contigo, no hay manera de que no te rompa el corazón. Así pasa con el trabajo, la muerte de un ser querido, o la pandemia.
 
Cuando estas “situaciones” se presentan, entender que no tienes el poder de cambiarlas, te permite centrarte en aquello que sí puedes controlar. Es decir, tus emociones y las decisiones que tomarás para solucionar los problemas derivados de estos imprevistos.
 
3. Es perseverante: Para ser resiliente hay que creer y estar dispuesto al cambio, pero cambiar no significa renunciar a lo que se desea. Te cuento con el ejemplo del ex una vez más; si tu deseo es encontrar el amor y tu pareja ya no quiere estar contigo, no tienes que renunciar al amor, pero sí aceptar el cambio. Definitivamente esta persona ya no es para ti, pero lo será otra.
 
Cambiar de ruta, no es cambiar la meta o el deseo. Y una persona resiliente, no solo lo entiende, también lo practica. Busca nuevas rutas, construye puentes, y confía en que quizás este nuevo camino será más corto, o más divertido.
 
Las personas resilientes se caracterizan por muchas otras cosas, yo he analizado lo que he aprendido y mi forma de pensar. Elegí estos tres porque son con los que más me identifico, es hoy mi manera de ver la vida. Me gustaría que tú, que estás leyendo esto, busques otras características propias de un ser resiliente. Analízalas y descubre cuáles tienes o te gustaría desarrollar.
 
La resiliencia es una capacidad que poseemos los seres humanos, somos seres adaptables, eso ya está comprobado. Tú eres resiliente, esa es la gran realidad, solo hace falta trabajarlo. Así como cuando no sabías hablar, y tuviste que practicar hasta conseguir desarrollar esa capacidad comunicativa. No tengas miedo a vivir o tomar riesgos, esas “situaciones” son solo momentos muy pequeñitos en tu vida. Y esos momentos, eres capaz de sobrellevarlos.

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