El hoponopono, conocido también como ho´oponopono. Es una técnica de sanación, tradicional de la cultura hawaiana. Se basa en la búsqueda del perdón, en la reconciliación y el amor propio. El hoponopono asegura borrar todo pensamiento negativo, aquellos que hieren nuestro interior y roban la paz. Quiero hablarte de esta técnica, y cómo aprendí a utilizarla. Porque hoy significa para mí una herramienta para perdonarme, sanar mis heridas y vivir en paz.
Los primeros habitantes de la isla de Hawái, tenían por tradición organizar rituales de sanación, donde el Kahuna dirigía la sesión en dirección a la cura de los males espirituales de cada miembro de la tribu. El kahuna hacía uso de su conexión con el universo para producir el perdón interno en cada participante. Esto era considerado una limpieza, donde se deshacían de los problemas, de los pensamientos negativos y se incurría en el amor propio, para sanar y llenar de paz el interior. Esta filosofía sostiene la idea de que los errores que cometemos se transforman en enfermedad, nos generan enojo con nosotros mismos. La consecuencia es que tendemos a culparnos, generando mensajes de disgusto y desaprobación hacia nosotros, lastimando de esta manera a nuestro espíritu y acabando con nuestra paz.
Actualmente la práctica del hoponopono sigue vigente, pero de una manera diferente; se establece su práctica individual, de esta manera cada uno es capaz de sanarse a sí mismo. Si surge una situación que altera nuestro equilibrio, somos responsables de aceptar nuestro error, conectar con nuestro interior, pedirnos perdón y brindarnos amor. Y finalmente, encontrar la paz y equilibrio emocional que necesitamos para continuar. Para la práctica del hoponopono suelen utilizarse distintos mantras, voy a contarte, cuándo y cómo logré internalizar uno de sus mantras más importantes: Perdóname, lo siento, te amo, gracias.
Cerré mis ojos, y mi mente dibujó un lienzo en blanco. Sobre este lienzo se dibujó mi corazón herido, remendado con muchos parches y algunos hilos mal cocidos. Junto a mi corazón, una pluma escribió una palabra –victimario-. Imaginé los rostros de las personas que se dibujarían luego. Aquel que creí que era mi amor debía ser el primero. Los niños que jugaban a burlarse de mí cuando era pequeña. Mi antiguo jefe, que decidió que no era suficiente. Todos aquellos que rechazaron mis ideas y proyectos, impidiendo hacer realidad mis sueños.
Entonces, mi rostro apareció dibujado en el lienzo. Me sorprendió aquello, mi rostro estaba dibujado justo debajo de esa palabra que indicaba culpa. Una ventana se abrió, la vista era extraña. Defectos, miedos, errores, y muchas heridas. Pero no eran míos. Esas personas que yo llamaba culpables batallaban sus propias peleas, igual de crueles y violentas que las mías. Incluso, algunas eran peores.
La ventana se cerró de sopetón, tras una fuerte ráfaga de viento. Se abrió una ventana diferente. Esta me dejó ver algo mucho más extraño. Personas que alguna vez pasaron por mi vida, sufrían las consecuencias de muchos de mis actos; de mis rabias, de mis dolores. Cada persona que vi, en ese par de ventanas, batallaba su propia guerra; con fuerza, determinación, y sus propios miedos e inseguridades. Sí, aquellas personas me lastimaron, pero lo hicieron sin querer, pues estaban aprendiendo y peleando, como lo hacía yo cuando sin querer, incluso sin saber, lastimé también.
Me di cuenta entonces, yo era culpable de mis heridas mal curadas. Sentí rabia contra mí, por permitirme permanecer herida tanto tiempo. Me enojé conmigo por causarme tanto daño. En ese instante, mientras me culpaba a mí misma de mi dolor, lo entendí. Me hacía falta mucho amor, perdonarme, sanarme. Era necesario auto-ayudarme.
En el lienzo, se dibujó un cielo. La pluma escribió cuatro palabras, que leí en voz alta, justo antes de abrir mis ojos –perdóname, lo siento, te amo, gracias– las mismas palabras que repito hoy, cuando empiezo, o termino el día.
El hoponopono representa una herramienta de auto-ayuda para mí. Con esta técnica logro sobreponerme al dolor, al miedo y a todas las barreras que aparecen en mi camino, incluso, me permite derrumbar las barreras que yo misma construyo. Actualmente soy consciente de los tiempos difíciles que todos vivimos. Una herramienta tan poderosa, como el Hoponopono, merece ser compartida en momentos como estos. Conecta con tu interior, perdona tus errores, ámate sobre cualquier cosa y agradécete por seguir aquí.