¿Cómo llegó la meditación a mi vida?

― Gracias al running.

 

Se creería que el running no pudiese guardar ninguna relación con la meditación, pero muchas veces el corredor llega a alcanzar una experiencia que pudiese suponer un estado de meditación.

Todo principiante del running comienza aprendiendo sobre su cuerpo, su pisada, tiempo de trote, velocidad y resistencia, para luego emprender una búsqueda por conocer su respiración y aquietar su mente. Al final el resultado es hacer funcionar el cuerpo, la respiración y la mente juntos en un solo ritmo.

 

Por otra parte, durante el running, el corredor suele apreciar con detalle cada aspecto del trayecto, desde el paisaje, el cambio de clima, la brisa fresca, una mínima inclinación del terreno, baches y piedras que se encuentran en el asfalto, hasta fijar su mirada completamente en los gestos del niño que se encuentra en la cuadra de al lado comiéndose un helado.

 

Cuando colocamos toda nuestra atención en la acción de correr y en todo lo que lo rodea, estamos manteniéndonos conscientemente en el presente. Estamos meditando.

 

Les comparto la siguiente cita deSakyong Mipham“Desarrollar una relación con la respiración es la clave de la meditación y del correr. Si desarrollamos la relación con nuestra respiración no tenemos que luchar tanto. Intuitivamente, los corredores saben esto; esencialmente estamos desarrollando una relación con los aspectos más elementales del estar vivo”.

 

Y fue así como comencé a meditar, a conocer que mi respiración guardaba entera relación con mi comportamiento corporal. Acudía más atentamente a mi respiración cuando me nublaba y mi cuerpo comenzaba a ceder y desear parar el trote. Lograba calmar mi ansiedad ya faltando pocos kilómetros para culminar. Comencé a practicar mi respiración de manera consciente. Aprendí a regresar de forma amable al momento presente.

 

A veces, se tiene un rechazo a la meditación creyendo que es sólo para yoguis y gurús sentados en posición de loto simplemente dejando la mente en blanco, situación que confieso no es alcanzado por la mayoría. Esa es sólo una de las miles de maneras que podemos meditar.

 

Debe ser difícil pedirle a un niño con muchísima energía mantenerse sentado con las piernas cruzadas y enfocado en su respiración, o sugerirle a un adulto súper activo que vaya a un centro de meditación para poder canalizar sus problemas.

 

La meditación no tiene edad, ni debe regirse por alguna carrera o religión en particular. Es la belleza de lograr conectar con nuestra respiración mientras somos conscientes del presente.

Como el running, existen muchas actividades, deportes y hobbies que de manera muy orgánica nos pueden llevar a la meditación, lo que llamamos meditación activa. Hay tantos tipos de meditaciones como personas haya en el mundo.

 

Anímate a nadar, bailar, cantar, pintar, cocinar, manteniéndote en el aquí y en el ahora, siendo consciente de tu respiración. Anímate a meditar.

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